Junto con mi recién adquirido carné de madre de familia numerosa una de mis características más peculiares se ha acentuado hasta límites insospechados: El afán de organización.
Fue volver del hospital con dos churumbelas nuevas y los puntos de la cesárea todavía tirando de mi vientre y de mi ánimo y allá que me puse a organizar los armarios de la ropa, los de la cocina y los archivadores llenos de papeles que guardamos en el salón. Compré una pizarra para colgar en la nevera, repasé las tablas de excel con los ingresos/gastos mensuales. Me hice con una nueva libretita donde apuntar las tomas y las cacas de cada una de mis bebés y con una agenda para apuntar las mil y una visitas a pediatras, ecografistas, neonatólogos, dentistas, traumatólogos, ginecólogos y demás especialidades médicas que hay que visitar una vez superado un embarazo gemelar y con tres criaturas pequeñas en el mundo.
Y ahora cuando parece que empiezo a levantar cabeza me meto en este berenjenal de escribir para exorcisar los demonios y apaciguar el carácter agrio que se me está creando.
Escribir para hacer lo que siempre me ha gustado hacer. Y antes de lanzarme a este blog en blanco titubeo y me digo ¿y cómo lo vas a organizar?
Pues no lo sé.
Pero iré rellenándolo de esas pequeñas grandes cosas que me ayudan a ser feliz.
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Pues mu bien!! Y lo bueno es que cuando quieras le añades otra "pizarra" y añades una lista más…
PD: ¿se ha entendío mi símil? jejeje