Me tocas con las manos el escote
Me metes sin saber entre dos rejas
Yo no quiero que seas mi Quijote
Ni pedirte explicaciones si me dejas.
Acaricias descuidado mi cintura
Ese gesto que contiene una promesa,
Y desatas hábilmente la locura
– Quitémonos la ropa que me pesa.
Me miras y me olvido de olvidarte
Se cruza un gemido en mi garganta,
Murmuras a mi oído lo que quieres
La fuerza del deseo me atraganta.
Me tocas con las manos el escote
Me pides susurrando:
– Estate quieta
Yo no quiero que me busques de rebote
Ni sentir que me muero cual Julieta.
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