Una de las cosas con las que más disfruto en la vida es recibiendo a gente querida en casa. Si además se trata de personas a las que veo muy de tanto en tanto la emoción y la ilusión de tenerlos cerca disparan mis nervios y me revolucionan de tal modo que puedo estar noches sin dormir esperando el momento del reencuentro.
Por eso cuando Jordi me dijo que Txell y él tenían que venir a Madrid a una reunión y que necesitaban alojamiento me faltó el aire y me sobraba el tiempo que restaba para compartir juntos una cena y unas horas de sobremesa.
El día llegó y yo esperaba ansiosa su llamada pero el día avanzaba y no había ni llamadas ni mensajes. A mediodía, que si la reunión se alargaba y llegarían más tarde. Pasadas las ocho el telefonillo por fin.
Hablamos de todo un poco y un poco de nada. Qué bonito es cuando estás mucho tiempo sin ver a alguien y en el reencuentro parece que fue ayer. A Txell sólo la habíamos visto un rato antes de esa noche pero también parecía que nos conociéramos de toda la vida. Qué feliz hace ver a quien quieres ser feliz. Y entonces llegaron los postres.
«El postre lo hemos traido nosotros. ¡Cachis! se nos olvidó meterlo en la nevera!»- refunfuña Jordi.
Y allí vienen los dos y nos dan a cada uno un paquete de esos donde se mete la carne en los supermercados pero sin carne. Lo que había dentro era un trapo rojo (una camiseta descubrimos más tarde). Y en la etiqueta de envasado el sorpresón. Estamos invitados a la boda- barbacoa. Podemos poner toda la carne en el asador. Ya ves ¡y con los kilos que a mi me sobran!
Yo me quedé sin palabras y JS andaba despistado sin enterarse muy bien de lo que significaba aquella caja. Y entonces:
– Lo de la reunión era mentira… No ha habido reunión…- añade Jordi
– Pero… esto… ¿entonces? – balbuceo
– Que te lo podía haber dicho por teléfono, pero era mucho más emocionante viéndote la cara.
Y así fue como mi amigo, mi gran amigo, cogió un avión de Barcelona a Madrid junto con su novia sólo para decirme mirándome a la cara que se iba a casar.
¿Merece o no merece unas lágrimas este detallazo?
Pues eso. Muchas gracias a los dos, otra vez, por él.
Las lágrimas me han saltado a mi al leer tu microrelato macroemotivo… uf. Gracias por este detallazo y por traernos tan buenos recuerdos. Y gracias por venir. Y por abrirnos las puertas de tu casa. Y… ¡por todo! Un besazo. TX.
que bonito y que detallazo.