Hoy he corrido por la acera, mirando al frío de frente y sintiéndolo en la cara como si me fuera la vida en ello. Me he escondido detrás un árbol de 20 centímetros de diámetro y he gritado sorprendida cuando me has encontrado: «¡aquí’stá!».
Hemos espantado los pajaritos que revoloteaban por la Gran Vía, persiguiéndolos, como si los quisiéramos coger o pretendiéndolo y me he quedado 15 minutos extasiada mirando la grúa con la que ponían las luces de Navidad.
Una vaca morada se ha escapado del muro donde estaba pintada y nos ha perseguido calle arriba, pero hemos sido más listos y rápidos y nos ha salvado papá.
Saludamos a una lombriz larga y gorda que andaba perdida por el asfalto (ante todo educación).
Hemos entrado en una tienda de juguetes y he pensado en los reyes Magos ¿qué le pedimos? una cocinita, un teatro, una caja de herramientas,… ¿algún elefante más?
He reido (casi) todo el rato de cansancio, de miedo y de felicidad.
Y en la comida, y como remate, he comido patatas fritas y croquetas. He disfrutado mojándolas en salsa de tomate. Y ni me he acordado de Montignac. (¿Jamón york? ¿quién ha dicho jamón york?)
Hoy he visto la vida como tú, la he vivido como tú.
Y he sido muy feliz.
MUA!
si todos la viviéramos de esa manera la vida sería mas gratificante…